Mi nombre es Brian Michael Kindall. Soy cristiano, veterano del ejército de los EE. UU. y vivo en Tulsa, Oklahoma.

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El 28 de febrero de 2012, a la edad de 42 años, pasé de una vida de ateísmo comprometido a una vida de fe en Dios y de seguimiento de su Hijo, Jesús.

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Crecí en un pueblo siderúrgico muy pequeño cerca de Pittsburgh, donde era monaguillo y asistía a una pequeña iglesia católica ya la escuela primaria católica contigua. Aprendí muy poco sobre la Biblia en cualquiera de los dos lugares y después de una vida de dudas, no veía la hora de escapar.

 

30 años más tarde, hice fila en un llamado al altar para hablar con un pastor, oraron por mí y me invitaron a regresar. Luego, otro pastor me explicó los pasos de la iniciación y también me invitó a regresar.

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Los pasos eran esencialmente las cosas que necesitaba orar para convertirme en cristiano y comenzar a asistir; “Jesús, lo siento por las cosas que he hecho, gracias por las cosas que has hecho y eres bienvenido en mi corazón.”  Después de eso, se me permitió sentarse al lado de personas que han asistido, religiosamente, durante 30 años o más.

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Podría haber seguido adelante con una nueva adición a mi currículum que dijera, ahora creo en Dios, y puede que me haya sentido o no obligado a asistir a la iglesia. Afortunadamente, 'algo' se encendió en mí y me sumergí en cada sermón, libro, reunión, grupo y pastor dispuesto que pude encontrar.

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No pasó mucho tiempo antes de que me sentara y leyera la Biblia por mí mismo. Cuando terminé, lo leí de nuevo, luego otra vez. Sentí que había estado negando algunas verdades muy importantes y obvias toda mi vida y en un intento desesperado por redimir el tiempo perdido, obtuve una licenciatura en Estudios Bíblicos de la Universidad Cristiana de Colorado a la edad de 46 años.

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Desde entonces, me he sentido obligado a escribir y compartir las cosas que he aprendido con otros cristianos nuevos adultos; algunos sorprendentemente buenos, algunos sorprendentemente malos.

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Estuve alejado de la fe por mucho tiempo y por las razones equivocadas. Sé que otros adultos se dan cuenta de esto todos los días, y es con ellos a quienes deseo hablar.

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Hoy, soy un seguidor de Jesucristo, aunque rápidamente notará que no soy su cristiano estereotípico. Estoy divorciada, tatuada, perforada y me he recuperado de más de un mal hábito. Le enseñé a mi hija adulta (demasiado convincentemente) a ser atea. ¡Y me niego a poner un pez cromado en mi coche!

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¿La razón de este blog? Es fácil sentirse como una clavija cuadrada tratando de encajar y aprender de las bien pulidas iglesias cristianas de hoy. Pero la Iglesia (con 'C' mayúscula) pertenece a Jesús. Y Jesús vino por pecadores como nosotros. Entonces, la iglesia local (con una 'c' minúscula) puede no estar lista para nosotros, pero trabajaré con usted para superar eso. Simplemente no quiero que nuestra excusa sea que no estamos listos para la iglesia. Si puedes relacionarte, por favor lee mi blog.